LA DIVINA
INFANTITA
Ajuchitlán
El pasado 8 de septiembre, se reunió la
comunidad de fieles en la ermita, para celebrar la festividad de la divina
infantita, a espaldas de la ex hacienda el Rosario, en la Delegación de
Ajuchitlán.
Por espacio de treinta años, la ermita se dejó
al abandono y la imagen ahí colocada fue llevada al templo de la Virgen de
Guadalupe, para evitar su extravío; y recientemente, con la iniciativa de la
familia Vázquez Ferruzca, se logró reunir esfuerzos para remodelar el espacio y
dignificarlo para beneficio de la comunidad y la veneración de la Divina
Infantita.
En la comunidad de Ajuchitlán, hay una
especial devoción por la divina infantita, que se remonta a la época del
esplendor de la hacienda, cuando don Pedro Gorozpe, era el propietario de las
haciendas: San Martín, Santa Rosa, El
Gallo, Salitrera, El Rosario, Panales, Gudinos y Ajuchitlán.
La tradición oral refiere que la imagen de la
Divina Infantita y el cuadro de la Virgen de Guadalupe, que actualmente se
venera en el templo de Ajuchitlán, pertenecieron a la capilla familiar de la
hacienda; en un documento fechado en 1899, para los habitantes de Santa Rosa,
se refiere que dicha imagen de la Virgen de Guadalupe, se queda en la comunidad
de Ajuchitlán para ser venerada y a los habitantes de Santa Rosa de Lima, don
Pedro, les regala el terreno para la edificación de la capilla. De tal manera
se cita la posibilidad de que la Divina Infantita estuviera en el recinto de la
capilla de la hacienda y que Don Pedro Gorozpe la trajera y fuera devoto, al
igual que la familia.
Al fallecer Don Pedro Gorozpe, en el año de
1918, su hija Guadalupe, hereda la hacienda el Rosario, llevándose la imagen de
la Divina Infantita, y por indicaciones de su esposo, don Luis de la Sota
Larruz, instruye a los peones para que construyan el nicho donde habrá de
depositarse la escultura, justo a espaldas de la hacienda, en el cerrito. Y
desde entonces, ha sido referente para los habitantes de la comunidad.
Al colocarse la Divina Infantita, en este
lugar, estuvo en riesgo de ser profanada, quemada o que el monumento fuera
destruido, sin embargo, resistió a los movimientos armados de la revolución
mexicana y la persecución religiosa, la guerra cristera.
Testimonio de este nicho a la Divina
Infantita, lo encontramos en la película filmada en el año de 1937, llamada
“Adiós Nicanor”, dónde salen varias tomas de las haciendas El Rosario y
Ajuchitlán, además de que los habitantes fueron escogidos como extras para
algunas escenas del trabajo en el campo y el acarrear al agua del manantial,
donde las mujeres llevaban a hombros sus cantaros y en el brazo sus canastas
adornadas con flores, usando el rebozo sobre su cabeza.
La gente de mayor edad recuerda, que, siendo
niños, era común asistir, por las tardes, al paraje del cerrito, para llevarle
flores a la Divina Infantita, siendo su fiesta el 8 de septiembre, algún adorno
de papel picado, veladoras, rezos y canticos, era parte de la estampa festiva
en su honor.
En los años setenta, el Padre Guillermo
Landeros, animaba a los niños y jóvenes, a recuperar la devoción a la Divina
Infantita, ahora esos niños, ya son abuelos y recuerdan con nostalgia esa
devoción, ya que por casi treinta años se ha dejado en el olvido. Incluso con
la anécdota que la imagen fue robada y posteriormente recuperada, para
tranquilidad de los fieles creyentes, por lo que actualmente se encuentra
custodiada al interior del templo de la Virgen de Guadalupe, patrona de la
comunidad.
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