martes, 14 de enero de 2020

LA DIVINA INFANTITA


LA DIVINA INFANTITA          
Ajuchitlán


El pasado 8 de septiembre, se reunió la comunidad de fieles en la ermita, para celebrar la festividad de la divina infantita, a espaldas de la ex hacienda el Rosario, en la Delegación de Ajuchitlán.
Por espacio de treinta años, la ermita se dejó al abandono y la imagen ahí colocada fue llevada al templo de la Virgen de Guadalupe, para evitar su extravío; y recientemente, con la iniciativa de la familia Vázquez Ferruzca, se logró reunir esfuerzos para remodelar el espacio y dignificarlo para beneficio de la comunidad y la veneración de la Divina Infantita.
En la comunidad de Ajuchitlán, hay una especial devoción por la divina infantita, que se remonta a la época del esplendor de la hacienda, cuando don Pedro Gorozpe, era el propietario de las haciendas:  San Martín, Santa Rosa, El Gallo, Salitrera, El Rosario, Panales, Gudinos y Ajuchitlán.
La tradición oral refiere que la imagen de la Divina Infantita y el cuadro de la Virgen de Guadalupe, que actualmente se venera en el templo de Ajuchitlán, pertenecieron a la capilla familiar de la hacienda; en un documento fechado en 1899, para los habitantes de Santa Rosa, se refiere que dicha imagen de la Virgen de Guadalupe, se queda en la comunidad de Ajuchitlán para ser venerada y a los habitantes de Santa Rosa de Lima, don Pedro, les regala el terreno para la edificación de la capilla. De tal manera se cita la posibilidad de que la Divina Infantita estuviera en el recinto de la capilla de la hacienda y que Don Pedro Gorozpe la trajera y fuera devoto, al igual que la familia.
Al fallecer Don Pedro Gorozpe, en el año de 1918, su hija Guadalupe, hereda la hacienda el Rosario, llevándose la imagen de la Divina Infantita, y por indicaciones de su esposo, don Luis de la Sota Larruz, instruye a los peones para que construyan el nicho donde habrá de depositarse la escultura, justo a espaldas de la hacienda, en el cerrito. Y desde entonces, ha sido referente para los habitantes de la comunidad.
Al colocarse la Divina Infantita, en este lugar, estuvo en riesgo de ser profanada, quemada o que el monumento fuera destruido, sin embargo, resistió a los movimientos armados de la revolución mexicana y la persecución religiosa, la guerra cristera.
Testimonio de este nicho a la Divina Infantita, lo encontramos en la película filmada en el año de 1937, llamada “Adiós Nicanor”, dónde salen varias tomas de las haciendas El Rosario y Ajuchitlán, además de que los habitantes fueron escogidos como extras para algunas escenas del trabajo en el campo y el acarrear al agua del manantial, donde las mujeres llevaban a hombros sus cantaros y en el brazo sus canastas adornadas con flores, usando el rebozo sobre su cabeza.
La gente de mayor edad recuerda, que, siendo niños, era común asistir, por las tardes, al paraje del cerrito, para llevarle flores a la Divina Infantita, siendo su fiesta el 8 de septiembre, algún adorno de papel picado, veladoras, rezos y canticos, era parte de la estampa festiva en su honor.
En los años setenta, el Padre Guillermo Landeros, animaba a los niños y jóvenes, a recuperar la devoción a la Divina Infantita, ahora esos niños, ya son abuelos y recuerdan con nostalgia esa devoción, ya que por casi treinta años se ha dejado en el olvido. Incluso con la anécdota que la imagen fue robada y posteriormente recuperada, para tranquilidad de los fieles creyentes, por lo que actualmente se encuentra custodiada al interior del templo de la Virgen de Guadalupe, patrona de la comunidad.


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