En el Municipio de Colón, a 6 km. al suroeste de la
cabecera, se localiza el Cerro del Moro,
imponente con sus 2,600 msnm[1],
rodeado de un conjunto de mesetas y una vasta llanura, desde su cima se observa
en todas direcciones, dando cuenta de los paisajes del semidesierto queretano y
de las poblaciones cercanas: La Zorra, Peña Colorada, Puerta de en Medio,
Puerto del Mezote, La Pila, comunidades que se originaron por las cuadrillas encargadas de cuidar el ganado vacuno y
caballar que evocan los “tiempos del patrón”[2] y
de las construcciones majestuosas que perviven al paso de los siglos.
Además marca los límites de las haciendas de Nuestra
Señora de la Concepción del Zamorano[3] , en 1687 era
propiedad del Capitán Juan Martínez de Lejarza, quien destinaba los terrenos al
pastoreo. De la hacienda de Ajuchitlán propiedad del Cápitan Pedro de Solchoaga, de vocación agrícola por la
producción de trigo. Y de la hacienda de El Lobo propiedad, en 1860, de Don Amado
de la Mota, indio otomí de Tolimanejo[4]
(hoy Colón).
El “Cerro del Moro”, es un sitio enigmático, referente
de la religiosidad popular por la devoción a la Santa Cruz del Moro y lugar de
paisajes naturales con formaciones caprichosas y parajes de arboledas y
manantiales.
De sus
leyendas…
Las leyendas que hacen
referencia al Cerro del Moro versan sobre el origen de su nombre, las batallas
acontecidas en diferentes épocas, los tesoros ocultos y relacionados con los
espantos de las ánimas; y la desaparición de varias formaciones rocosas
situadas en la cima de dicho cerro.
Las
anécdotas sobre los tesoros ocultos en cuevas
por los salteadores de caminos que aprovechaban este fortín natural para
robar los pueblos y haciendas cercanas, en época de la guerra de
independencia, revolución y la cristiada;
son
relatos que han pasado de generación en
generación, uno de ellos hace mención al cargamento de oro de Don Amado de la
Mota, dueño de la hacienda de El Lobo y que fue escondido en este cerro.
Explorando el cerro se puede distinguir un
acantilado que servía como barrera natural a los ahí guarnecidos y les permitía
controlar el paso de los arrieros y el acercamiento de las fuerzas enemigas.
A la par surge el misterio por los relatos narrados
de la gente dedicada a las actividades del campo, sobre las constantes
apariciones de ánimas sobre los caminos y el cerro mismo y el escuchar del
tañir de una campana.
Del misterio de la desaparición de tres formaciones
rocosas, a manera de columnas, con una altitud de ocho metros que se podían
observar desde varios puntos, como el tramo de la carretera conocido como la
“cuesta china”, y que desde hace años
fueron removidas con un destino desconocido. Incluso el avistamiento de objetos
no identificados a manera de luces extrañas que se divisan en la cima.
Sobre el origen del nombre de “Cerro del Moro”, los
relatos hacen referencia a un grupo de desertores en época de la colonia, que
se asentaron en las inmediaciones del cerro, y desde este punto se dedicaban a
robar las carretas del camino real, siendo estos los llamados “moros” por el aspecto de sus vestimentas y armas.
En este espacio retomo la recopilación de Antonio
Prado Moreno, que hace referencia a la Gruta de Lourdes o la Virgen de la Pila,
en este contexto de leyenda y religiosidad popular.
De “La Gruta de Lourdes”…
En el año de
1993, visite a Don Jesús Camacho Ramos, realizando trabajos de rescate de
tradición oral, que fundamentaran la apertura del Museo Comunitario de Colón,
inaugurado el 28 de Marzo de 1994.
Don Jesús
Camacho vivía en la calle Francisco I. Madero, en la línea divisoria de Soriano
y Colón, frente a la calle de los Baños del Agua Caliente, identificado como el
mejor artesano de lana de este Municipio.
Recuerdo que
Don Jesús me comentó que en su infancia vivió en el Cerro del Moro, donde
pastoreaba gran cantidad de ganado vacuno propiedad de su padre y abuelo, que
tenían permiso desde los tiempos del hacendado. Don Jesús, cuando lo entreviste
ya era una persona de más de 70 años, según su apariencia. Pero muere al poco
tiempo ya que sufría de invalidez.
En su
narración don Jesús decía que su padre era Don Antonio Camacho y su abuelo
tenía el mismo nombre de su padre.
Recuerda que
en cierta ocasión se encontraba descansando con su abuelo en la Gruta de
Lourdes, en el Cerro del Moro y le pregunto a su abuelo que desde cuándo se
había colocado la imagen en ese lugar.
Su abuelo le
contesta: “yo fui cochero del carruaje de
Don Amado de la Mota, dueño de la Hacienda de El Lobo, aquí hay mucha historia
desde tiempos de la Independencia con los moros hasta el tiempo de la guerra
cristera y te contaré sobre un hecho que me tocó presenciar y que da respuesta
a tu pregunta:
En aquel entonces Don Amado era compadre de Don Tomás
Mejía a quien los otomíes lo querían mucho y le llamaban “tata Tomasito”,
cuando fue el sitio de Querétaro le llegaron noticias al General Mejía, que se
encontraba en Bucareli en el Municipio de Pinal de Amoles, que al emperador
Maximiliano y al General Miramón los tenían sitiados en Querétaro, se viene con
su ejército de indios y se les une su compadre Don Amado de la Mota y se
enfrentan a los liberales del Presidente Benito Juárez en las propiedades de
Don Amado.
Recuerda El
Abuelo de Don Jesús, que para acortar la
distancia en la batalla el General Mejía se abrió paso con su espada en lucha
cuerpo a cuerpo, entre las filas enemigas causando muchas bajas, se le
observaba todo ensangrentado pero no con su sangre si no con la de los caídos a
su paso, ya que se sabía su destreza como espadachín.
Continúa don Antonio diciendo: que a esta batalla se le
identifico como la batalla de las calaveras por la cantidad de muertos de ambos
ejércitos.
De igual forma le menciono Don Antonio que no fueron
recogidos los cadáveres de los combatientes que fueron presas de los cuervos,
coyotes y las inclemencias del tiempo y que debido a lo transitado del camino comenzaron a correr
las historias de espantos y temor y la gente ya no quería transitar por el
Camino Real.
Por este motivo, el párroco Francisco Muñoz organizo
brigadas de voluntarios para recolectar todas las osamentas esparcidas en el
cerro del Moro y llevarlas a la cueva, ahí los sepulto y coloco encima del
lugar la imagen de la virgen de Lourdes y celebró una misa para bendecir el
lugar y la imagen, iniciándose una peregrinación del pueblo de Colón a la gruta
de Lourdes. Así año con año el día 11 de febrero se celebra la misa, conviven
las familias en una comida campestre, además de presenciar danzas, oír melodías
de la música de viento o presenciar el jaripeo en los corrales de piedras
hechos para la ocasión al fondo de la barranca así como también escalar y
admirar la belleza del lugar, contar las historias y leyendas de los tesoros
del Moro y si toca suerte admirar la caída de agua de la hermosa cascada de
aproximadamente cincuenta metros de la gruta de Lourdes, por las lluvias que dejan las cabañuelas en
el mes de enero. (Autor
Antonio Prado Moreno, miembro del Museo Comunitario de Colón)
El
acontecimiento histórico…
En 1806 el administrador de la Hacienda de
Ajuchitlán, Pedro Sierra, reprime a los indígenas de Tolimán y Tolimanejo (hoy
Colón) y muchos huyen al Cerro del Moro para escapar de las injusticias y
maltratos. Posteriormente, el 30 de septiembre de 1811, en plena lucha de
Independencia, el Capitán Ildefonso de la Torre y Antonio Soto se apoderan del
Cerro del Moro, donde vivían muchas familias de insurgentes, que habían huido
de los lugares circunvecinos para evitar las molestias que los realistas les
causaban. Los atacan derrotando a tres
mil insurgentes, matando a 500 y les quitan tres cañones, ellos tienen solo un
muerto, 42 heridos, entre ellos el mismo Capitán de la Torre.[5]
De la religiosidad popular…
Destaca la festividad de la Santa Cruz del Moro, que
anualmente se festeja el 30 de agosto,
una semana antes de la fecha, la comunidad se organiza para “bajar” la
cruz de la capilla, ubicada a escasos
metros de la cima del cerro y construida de manera rústica, de pequeñas
dimensiones; al bajar la cruz, se realiza la velación en la capilla de la
comunidad de la Zorra, entre canticos, oraciones, música de viento, muestras de
agradecimiento con flores y oraciones por el favor recibido y peticiones de
ayuda por la salud, el buen temporal, la comunidad, la familia.
El día 30,
llegan los peregrinos, a pie o a caballo, que vienes de las comunidades
cercanas, los organizadores llevan la cruz a su encuentro entre flores, velas y
ofrendas. La cruz es de madera de roble labrada a golpe de machete y sin pulir.
1928,
Debido a la prohibición de actos religiosos durante el Movimiento Crsitero se
genera un mito divino de culto, que dice: “al
llegar a la cima del Cerro del Moro, cuando le iban a disparar al padre Reyes
Morales se ocultó tras un palo en forma de cruz, desapareciendo sus
persecutores, tras el hecho a la cruz se le
rinde culto”.
La
versión de los habitantes de la comunidad refieren de las narraciones de los
abuelos: “que tras la prohibición del
culto los pobladores de la región acudían de manera clandestina al Cerro del
Moro donde se celebraban las misas, bautizos, primeras comuniones… así fue como
la Sra. Gregoria Sánchez Hernández contrajo matrimonio en la cima del cerro,
sin embargo era menester tener la imagen de Dios como testigo, por lo que el
padre Reyes Morales solicitó a Pedro Sánchez hacer una cruz con unos maderos
para colocarla frente a lo que sería utilizado como altar, ésta se bendijo y
quedó como símbolo de la comunidad y ahora se le conoce como la Santa Cruz del
Moro, en cuyo honor se celebra una de las principales fiestas de la región”.
(Información recabada durante la Asamblea celebrada el 13 de junio de
2013, con motivo de la inclusión de la comunidad
de la Zorra a Catálogo de
Localidades de la Ley de Derechos y Cultura de los Pueblos y Comunidades
Indígenas del Estado de Querétaro)
[1] CEDEM. Actualización Enciclopedia del Municipio de Colón, 2014.
[2] OLVERA
ESTRADA, Martha Otilia. Los Tiempos del
Patrón… Danza de mil Soles. Los últimos trabajadores de la Hacienda en
Querétaro. Talleres Gráficos del Gobierno del Estado, 1997.
[3] Cfr.
CONACULTA – INAH – Gobierno de Querétaro. Catálogo Nacional de Monumentos
Históricos Inmuebles (versión CD). Semidesierto y Sierra Gorda – Colón –
México, Octubre, 2003.
[4] Simón Miller. Formación de clase y transición agraria en
México: de la Hacienda al rancho en el Bajío, 1840-1985.
[5]
Cf. Lucas Alamán, Historia
de México, Vol. 1 y 2, Imprenta de V. Agüeros y Comp. Editores, 1883.
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