miércoles, 9 de mayo de 2012

PRIMEROS HABITANTES DEL TERRITORIO COLONENSE


El presente documento corresponde a un estudio local para profundizar en el conocimiento de los primeros asentamientos humanos que dieron origen a la formación del actual Municipio de Colón, el objetivo principal es plantear dos interrogantes: ¿Cuál fue la base de su organización social? Y ¿Qué determinó su sistema de producción?

El primer aspecto a desarrollar es el contexto histórico

Los primeros pobladores de la región queretana datan entre el año 800 y 900 de nuestra era, provenientes de Aridoamérica; estos grupos nómadas eran hábiles cazadores y recolectores, al cabo de algún tiempo aprendieron la agricultura y se instalaron al norte del territorio queretano, asimilando la cultura totonaca, muestra de ello son los vestigios de las ruinas arqueológicas de Ranas y Toluquilla en el Municipio de San Joaquín.

                Los grupos étnicos que fueron asentándose en el territorio queretano recibieron la influencia de culturas más avanzadas como la purépecha, que no permitían la expansión de los mexicas a esta zona, esta frontera favoreció el intercambio comercial y cultural en el sitio conocido como Ndamaxei (conocido actualmente como la Cañada). Posteriormente, llegaron  los chichimecas jonaces, de espíritu combativo que se resistieron en asimilar la cultura purépecha o mexica, se replegaron a la Sierra Gorda y dieron fuerte pelea a los conquistadores españoles, en una lucha de más de doscientos años.

                Este grupo chichimeca se establece  a las márgenes del rio que atraviesa Tolimanejo (hoy Colón), siendo un pueblo de frontera y franja territorial de la guerra con los otomíes, a quienes siempre habían vencido, expulsándolos al sur y sureste, en los actuales estados de Hidalgo y México; cuando los españoles y sus aliados indígenas acabaron con el poderío mexica, los otomíes se aliaron a los vencedores y se dedicaron a conquistar a los chichimecas de esta región; la fecha de la conquista es de 1531.

Conquista y Evangelización

El día 22 de junio de 1531, sale un poderoso ejército de indios otomíes aliados a los españoles, encabezado por el capitán y cacique, Don Nicolás de San Luis Montañez a la conquista del territorio que se extiende más allá del Señorío de Xilotepec:

“El itinerario de Nicolás de  San Luis incluye a San Francisco Tolimanejo…es congregación San Pedro Toliman, San Francisco Tolimanejo, Zichú… estos puestos y lugares poblamos en nombre de Su Majestad… y nos costó nuestra sangre poblar a estos pueblos de congregación de indios… chichimecas barbaros que estaban agregados a estos pueblos que llaman Gran Chichimeca”.[1]

Además de las entradas encabezadas por los capitanes de Frontera y la construcción de presidios, se promovió la formación de pueblos y villas, a cuyos pobladores  se les requería una doble tarea: la defensa militar y la producción de alimentos. Uno de estos presidios es el de San Isidro, asentado en las fronteras del Hospada  resguardado por indios otomíes; posteriormente  quemado y destruido por los chichimecas; en 1550 se reconquista este territorio dando origen a la fundación del pueblo de San Francisco Tolimanejo (hoy Colón).

En el año 1550 un Capitán del Ejército Español se presentó conquistando este suelo con solo veinte – más o menos – indios nativos de Jilotepec, que aunque con buena disciplina según la época y reciente educación, empero militaban y obedecían a las ordenes  del ya referido Español, cuyo favorable éxito en sus empresas estimuló en aquel gobierno castellano la gracia y merced de que en absoluta propiedad poseyesen un terreno, el que de lo conquistado mejor les agradase. Y al efecto eligieron donde es Tolimanejo, hacia el barrio de San Isidro[2], que así lo nombraron al pueblo por haber jurado por patrón a dicho Santo; que creyendo después no les favorecía, nombraron a San Francisco, a quien le formaron la iglesia que hoy es Parroquia, dirigidos ya por unos religiosos de su Orden que los caciques solicitaron.[3]

 ORGANIZACIÓN SOCIAL Y SISTEMAS DE PRODUCCIÓN

En el territorio del actual Municipio de Colón, se encuentran una serie de vestigios de los habitantes prehispánicos, algunos de los cuales he tenido la oportunidad de conocer y tomar evidencia fotográfica, que compartiré con ustedes.

En el caso de la cabecera municipal se asentaron a las riveras del Rio de aguas cristalinas, alimentado por manantiales de agua caliente, rodeado de cerros y mesetas de abundante vida silvestre que les proporcionaba alimento; este grupo humano se sustentaba con la producción espontanea de la naturaleza, su cultura recolectora y cazadora, viviendo por temporadas o épocas de cada ciclo anual, en los lugares donde hubiese suficiente fruta y fauna silvestre.

                Estaban asociados en grupos de familias patriarcales que dominaban vastos territorios, donde realizaban la caza y la recolección, pero se reunían aquellos grupos o clanes familiares, para realizar sus fiestas tradicionales, el culto y el comercio con los habitantes más civilizados de la región sur. El caudillo o cacique era el guerrero mejor dotado. Las prácticas matrimoniales eran de dos tipos: la poligamia caracterizaba a los chichimecas del norte, y la monogamia a los del sur; en ocasiones había matrimonios intertribales para hacer la paz entre dos pueblos. En los grupos del sur, el que cometía adulterio lo flechaban junto con la mujer. En la vida matrimonial, cuando la mujer estaba preñada el marido le daba calores con fuego por las espaldas, le echaba agua y, después que había parido, dábale el marido dos o tres coces en las espaldas para que acabase luego de salir la sangre [retoño, hijo], hecho esto tomaban a la criatura y metíanla en un huacalejo.[4]



                Los Chichimecas vivían en cuevas y abrigos rocosos o construcciones muy simples de piedra y techos de penca de maguey, lugares donde tallaban sus herramientas y armas de madera y piedra, además de que estos lugares servían de acopio y distribución de alimentos. En estos sitios se observan restos de obsidiana, pedernal  y calcedonia, donde se labraban puntas de flecha. La pintura tampoco la desarrollaron en gran medida: así sólo han aparecido petroglifos y pictogramas compuestos casi en su totalidad de signos, muchos de ellos abstractos e incomprensibles, y con abundante referencia a temas esotéricos.



                Los frutos silvestres que recolectaban eran: mezquites, garambullos, tunas, nopales, biznagas, zapote, aguacate, piñones, etc. Los animales que cazaban para alimento y utilizar sus pieles para vestido eran: conejos, liebres, ratas, víboras, ardillas, puma, palomas, venados.

Las fiestas o mitotes eran frecuentes y se usaban para planear guerras o ataques para reconciliarse con grupos enemigos o simplemente por gusto.  En las fiestas la comida y la bebida eran abundantes, puesto que las preparaban con tiempo. Sus instrumentos musicales no eran muy variados, apenas tocaban unas sonajas hechas con calabazas con muchas perforaciones y piedrecitas de hormiguero.  Otro instrumento era un trozo de palo al que le hacían rayas o ranuras profundas y al tallarlas producían un sonido agradable.  También usaban flautas de carrizo. Danzaban al ritmo de la música muy cerca unos a los otros, formando círculos concéntricos en torno al fuego, estas danzas eran prolongadas, solían durar hasta seis horas, sin descansar. 



Su vestimenta era muy sencilla, pero generalmente andaban desnudos (principalmente cuando entraban en guerra); a veces los hombres cubrían sus genitales con ramas, las mujeres con pieles –ardilla, venado, coyote– de la cintura a la rodilla; utilizaban huaraches con suela de cuero. “Los caciques tenían sobre la espalda una manta de pellejo de gato montes u otros animales, también traían adornos de plumaje. Su mujer traía naguas y camisa de los mismos pellejos, también las demás mujeres traían faldellín y huipil de pellejos”.

En cuanto a su aspecto físico, hombres y mujeres usaban cabello largo hasta la cintura, algunos acostumbraban a pintarse el cabello de color rojo, así como otras partes del cuerpo, siempre que hacían esto era cuando entraban en guerra; se pintaban víboras, sapos, coyotes y otros animales que los protegían durante el combate; también usaban adornos como collares, aretes u orejeras de hueso. Por fuentes de cronistas se sabe que eran fuertes, robustos y lampiños, “que apenas tienen pelos en la barba y en todo el cuerpo”, otros cronistas los describen como “de mediana estatura, morenos a manera de gitanos y muy lampiños”; algunos “eran muy ligeros, parecía que volaban por su gran ligereza”.

Las artesanías que produjeron fueron escasas, pues se redujeron a simples carpinteros, tejedores y lapidarios, porque conocían y labraban los pedernales y navajas para las puntas de las flechas.

 Algunos  lugares donde se encuentran  vestigios son: La cueva de la Leona, la Barranquita, el Zorrillo, Casas Viejas, la Joya, el Meco, La Rata, Peña Colorada, Panales, ect.

CONLUSIÓN

La base de la organización social del pueblo chichimeca se baso en una estrecha pertenencia al grupo regido por el liderazgo del caudillo o cacique, líder por ser el mejor guerrero, en su carácter indomable y de no querer asimilar las culturas dominantes, se mantuvieron aislados y no prosperaron en el arte ni en la producción, se mantuvieron como cazadores recolectores, incluso con la conquista, oponiendo resistencia a las avanzadas de conquistadores españoles y a los evangelizadores.



[1] Valentín Frías, Opúsculos queretanos, Querétaro, 1906
[2] Vicente Acosta (Canonigo), “Noticias Históricas de la Villa de Colón”, Biblioteca del Congreso del Estado, 1937, p. 1.
[3] Manuel Septien y Septien, “Historia de Querétaro”, Gobierno del Estado de Querétaro, 1966

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