“LAS FUENTES DE APROVISIONAMIENTO DE AGUA EN COLÓN”
La forma cómo la población se abastecía de agua, se entiende a través de las construcciones antiguas y de la memoria colectiva de las personas con mayor edad, que permite reconstruir el pasado y dar significado al presente, ahora basta con abrir la llave y tener a nuestro alcance el vital liquido, en el pasado adquirir el agua, implicaba esfuerzo, relación, convivencia, comunicación.
A continuación la descripción de las fuentes de aprovisionamiento de agua, localizadas en la cabecera municipal de Colón, Querétaro.
El agua que abastece la población urbana, proviene de aguas profundas, de los manantiales existentes, se aprovechan dos: “El Tanque” y “La Alberca”. El primero se encuentra situado en medio de los dos principales núcleos de población, entre Soriano y Colón, en la Avenida Francisco I. Madero, en el lugar conocido como la Palestina, donde se eleva un depósito de agua de un metro y medio de profundidad, por unos cincuenta y cuatro metros de superficie, siendo sus paredes construidas de piedra y ladrillo, paredes que se elevan del suelo a escasamente cincuenta centímetros.
El segundo depósito, “La Alberca”, se encuentra en la parte sureste de la población, tiene quince metros de profundidad por doscientos metros cuadrados de superficie; sus paredes están construidas de piedra y ladrillo, y pasan del suelo metro y medio.
El segundo depósito, “La Alberca”, se encuentra en la parte sureste de la población, tiene quince metros de profundidad por doscientos metros cuadrados de superficie; sus paredes están construidas de piedra y ladrillo, y pasan del suelo metro y medio.
El depósito de agua llamado “El Tanque”, por estar situado doce metros sobre el nivel del resto de la población, se aprovecha la fuerza de gravedad y la energía con la que brota el agua del manantial, para hacerla llegar pasando por una tubería de hierro no galvanizado de dos pulgadas de diámetro, la cual va sobre la banqueta por las calles de Francisco I. Madero hasta el mercado, donde termina en una pila.
En su trayecto tiene una llave que nutre otra pila situada en la esquina de las calles Francisco I. Madero y José Valero.
Mercado Dominical en la Plaza Independencia, hoy Jardín Héroes de la Revolución
De “La Alberca”, parte una tubería de dos y media pulgadas de diámetro de hierro no galvanizado, que termina en la Plaza Principal, dando un pequeño ramal que abastece la esquina de las calles Héroes de la Revolución y Aquiles Serdán. En esta tubería, el agua fluye por la acción de la gravedad y sale con mayor presión que en el depósito de “El Tanque”. De las pilas el agua es llevada a las casas en cántaros o botes.
Sin embargo, se relata que en Soriano no había agua, se tenía que ir a “La Poza”, lugar ubicado a la salida a Querétaro, de donde salía mucho agua limpia, en este lugar se construyó un broquel donde manaba agua, y la mayoría de casas tenía norias, como el antiguo caserío que se encontraba en lo que hoy es el Atrio de la Coronación, en Soriano.
En los barrios situados en las orillas de la población y en el campo, los habitantes tienen pozos de unos ocho metros de profundidad, que son simples perforaciones sin pared y sin brocal.
Por otra parte, es oportuno mencionar otro manantial, del cual se aprovechaba sus aguas termales, me refiero a los Antiguos “Baños de Agua Caliente”. Situados a pocos metros de la “Alberca de Agua Fría”, la construcción original estaba formada por una alberca de forma ovalada , con una profundidad de seis metros muros de piedra revestidos de cal y dos cuartos de bóveda.
En este manantial la población podía bañarse, lavar la ropa, la lana, las verduras y legumbres que se comerciaban en el mercado dominical y regar los huertos ubicados a la orilla del Río Colón, para este fin se construyeron acequias y canales; incluso de este manantial se regaban algunos huertos de los Trigos
De tal manera, los huertos a las orillas del Río, sembrados con membrillos, duraznos, chabacanos, chirimoyas, fueron la inspiración de Don Marciano de León – autor del Corrido a Colón – para incluirlos en una estrofa:
“La tierra de los Zarapes
y de los huertos en flor
y de sus aguas termales
es Colón verdad de honor”
Las personas con mayor edad, recuerdan este lugar con nostalgia, este es uno de tantos recuerdos: “En los baños de agua caliente, se podía uno bañar, lavar la ropa y mucha gente venía de fuera a bañarse, sobre todo en la fiesta de Soriano, antes no había casas solo un camino de tierra y a lado árboles de trueno, era muy bonito y llegaban hasta la calle (Francisco I. Madero).
Cada año se vaciaba la alberca, tenía como cinco metros de honda, y cuando se vaciaba, cerca de los escalones estaba un venero que aventaba el agua como a dos metros de alto, y otros dos en el otro extremo de la alberca pero más chicos, esto lo vi porque mi esposo fue bañero por muchos años y después sacristán del templo de Soriano”. (Doña Vito, Victoria Gutiérrez, vecina de Soriano).
Baños de Agua Caliente, ubicados en la calle Amado Paniagua, formados por alberca y dos cuartos de bóveda
En la actualidad, al secarse el manantial, solo se observan las ruinas de este lugar, que fue motivo de reconocimiento y fama, lo mismo que el Río Colón, que solo lleva el agua de lluvia.
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