miércoles, 9 de mayo de 2012

ACTA FIRMADA EN TOLIMANEJO


The pronunciamiento in independent Mexico, 1821-1876


A research project at the University of St Andrews


Acta firmada en San Francisco Tolimanejo


18 December 1842

San Francisco Tolimanejo, Querétaro


Content:

Acta firmada en San Francisco Tolimanejo, 18 de diciembre de 1842

En el pueblo de San Francisco Tolimanejo, a los dieciocho días del mes de diciembre de mil ochocientos

cuarenta y dos, reunidos en junta pública a las cuatro de la tarde este día, en la casa nacional de este

pueblo, los señores comandante interino don Romualdo Velázquez, y juez suplente de paz ciudadano

Rafael Briones, y el de igual clase del pueblo de Soriano, ciudadano José María Gutiérrez, y demás

oficiales, sargentos, cabos, soldados y multitud de ciudadanos de esta vecindad, se dio lectura por el

ciudadano José María Elías que fue nombrado en el acto para secretario de la junta, a la acta

pronunciada en la capital del departamento y la acta celebrada con que secundó la subprefectura de

San Pedro Tolimán, el 15 del actual, e impuestos todos los concurrentes, tanto del contenido de estas

como de la acta pronunciada en la ciudad de Huejotzingo y villa de San Juan del Río, todos unánimes

adoptaron lo contenido en ellas, y se suscriben al artículo 2o de la acta de Huejotzingo, pues estando

en conformidad sus votos con el general de la nación, se prestan gustosos al sostenimiento de los

demás artículos en general, e igualmente (se expresaron todos con mucho entusiasmo y desinterés) a

sostener los artículos adoptados en la capital del departamento, el día 13 del corriente; con lo que se

concluyó esta acta disolviéndose la junta, y acordándose que lo dispuesto por dicha junta se pusiera en

conocimiento del señor comandante y subprefecto don Antonio Montes; y para constancia se nombró

un sargento, un cabo, dos soldados y dos paisanos, que firmaron por sus clases, todos los ciudadanos

siguientes:

Ciudadano Romualdo Velázques; Rafael Briones; José María Gutiérrez; como receptor de rentas,

Hilario Mota.

Siguen varias firmas.


http://arts.st-andrews.ac.uk/pronunciamientos/database/index.php?id=300

The Pronunciamiento in Independent Mexico, 1821-1876; http://arts.st-andrews.ac.uk/pronunciamientos/
SITIOS DE LA BASILICA
Museo de los milagros



1. En el patio de entrada tenemos esculturas en cantera que son las imágenes, de Jesús con su Santísima Madre en las bodas de Caná, en el momento que uno de los sirvientes llena las seis tinajas de agua, que por intercesión de María convertirá en vino de bodas. En el muro leemos el evangelio de Juan que comenta: “esta fue la primera señal milagrosa que Jesús hizo, así manifestó su gloria y sus discípulos creyeron en él”.



El visitante del Museo de los Milagros está invitado a interpretar toda su visita a partir de esta primera señal milagrosa de Jesús que tiene como objetivo: manifestar su Gloria como Hijo de Dios y despertar la fe de los discípulos.



2. En el nicho del patio de entrada está la escultura en cantera del arcángel san Rafael, cuyo nombre significa “salud de Dios”, pues el libro de Tobías en la Biblia nos narra como el arcángel san Rafael curó de la ceguera a Tobit y de la infecundidad a Sara su nuera.



3. En el elegante pórtico neoclásico, reza la inscripción del evangelio de Lucas”: … porque ninguna cosa es imposible para Dios”. Abramos todo nuestro ser a las maravillosas obras de Dios, que contemplaremos en el interior; porque las obras de Dios son grandes y perfectas.



4. En la primera sala a la izquierda.

Encontramos el origen del nombre de Soriano, que proviene de un famoso santuario en el sur de Italia: Santo Domingo de Soriano.

Hay una reseña fotográfica, todavía en blanco  y negro, de la historia de la Santísima Virgen en especial de su coronación Pontifica.

Está una copia de la invitación a dicha coronación que data de 1964. Está en un facsímil el documento donde el Sr. Obispo Alfonso Toriz Cobián, VII obispo de Querétaro, concede el titulo de Santuario al templo de Soriano  en 1962; otro del nombramiento de Nuestra Señora como Patrona Principal de la Diócesis de Querétaro, dado en Roma en 1969 por la Sagrada Congregación para el Culto Divino.



5. En el centro.

En una vitrina encontramos una imagen de Jesús resucitado, elaborado en madera policromada.

En su mano izquierda sostiene su enseñanza: su evangelio. La frase: yo soy el camino, la verdad y la vida.



6. A la derecha.

En una vitrina encontramos el báculo del mismo Sr. Obispo Toriz Cobián, símbolo de la autoridad del pastor sobre su grey, que regalara a la Santísima Virgen de los Dolores, de quien era muy devoto.

Hay un precioso estandarte bordado con hilo de oro, realizado por las monjas Carmelitas descalzas, que son de clausura.

En él se levanta majestuoso el altar neoclásico del santuario junto a la hermosa imagen de la Dolorosa de Soriano.



7. La segunda y tercera sala.

La mirada se encuentra entonces con cuatro grandes vitrinas que guardan celosamente los exvotos, la gente los llama “retablos”, estas obras fruto de la fe y del arte popular. Basta empezar a leer alguno de ellos para continuar interesado con el segundo y el tercero y el cuarto, hasta que el tiempo y el cansancio se lo permitan. Uno queda absorto con las maravillas que cuentan los protagonistas del milagro. Parece que hablan, y que su fe en María Santísima, se puede tocar. Uno termina con la sensación de que se puede crecer todavía más.

En medio de esta sala, se pueden observar antiguas vestiduras del siglo XIX y XX, y libros litúrgicos que datan del año 1889.



8. La cuarta sala.

Al fondo bañada, por la luz celestial, tenemos una fotografía de la Coronación pontificia, que data de 1964, año en que la Santísima Virgen es coronada con la autoridad papal.

Al lado de la fotografía lucen cuatro cuadros grandes formados por pequeños “milagritos”, que son exvotos en metal que muestran el agradecimiento de los que han recibido favores de parte de la Virgen Santísima.



En el muro de salida encontramos los exvotos de dos grandes milagros: el de la niña María José Gutiérrez Hernández que después de ahogada fue vuelta a la vida, el domingo 18 de julio del año 2004; y el de la señora María Teresa Islas Dongue, originaria del Estado de México, con SIDA terminal, que al ver en televisión el milagro de la niña ahogada pidió que la trajeran a la  Basílica (en aquel entonces santuario), en donde fue curada también en el año de 2004.



Al salir podemos repetir las frases de los salmos que están labradas, en estuco, sobre los muros:





Venid a ver las obras de Dios,

sus temibles proezas a favor de los hombres…

Salmo 65



El que sea sabio, que recoja estos hechos

y comprenda la misericordia del Señor.

Salmo 106









Si desea cooperar en la restauración de la Basílica, puede depositar sus limosnas en la alcancía.

Si alguno ha recibido algún milagro o favor de la Virgen, nosotros lo apuntamos para ponerlo en el Museo de los Milagros.









Camarín y subida al trono de la Santísima Virgen de los Dolores de Soriano



Bienvenidos hermanos y hermanas a este hermoso edificio religioso llamado el trono de la santísima Virgen de los Dolores donde podemos experimentar la sensación de la grandeza de Dios.



En la entrada y salida podemos observar en cantera decorada, dos hermosas esculturas:



0. El “Santo Entierro”. Su nombre en griego es “Epitafios” que significa “sobre el sepulcro”. Vemos a Cristo sobre una loza de piedra dentro de la cueva.

Está en el regazo de su santa Madre, quien tiene tres estrellas, una en su cabeza y una en cada uno de sus hombros, una no se alcanza a ver. Estas estrellas son símbolo de su Virginidad perpetua, Virgen antes del parto y después del parto. San Juan evangelista el discípulo amado, y José de Arimatea sostienen la sábana santa con que lo amortajan. José de Arimatea fue quien regaló un sepulcro nuevo para la sepultura de nuestro Señor.

Atrás está la cruz griega con tres travesaños puesta sobre el Gólgota que es el nombre hebreo de Calvario. A lo lejos la ciudad santa de Jerusalén que pronto sería destruida por haber rechazado al Mesías. El emperador Tito la destruyó en el año 70 y no quedó de ella piedra sobre piedra como profetizó Jesús el Mesías.



1. El “Descendimiento de Cristo al lugar de los muertos”. Su nombre en griego es “Anastais” que significa la Resurrección.

Vemos el alma humana de Cristo y unidad a su divinidad que desciende al lugar de los muertos simbolizado en un color negro y gris.

En ese lugar reinaba la muerte y retenía cautivos a todos los justos que habían muerto esperando la venida del Mesías. Como Jesucristo es la segunda persona de la Santísima Trinidad  podía morir en cuanto hombre, pero era inmortal en cuanto Dios. Por esa razón al descender, su alma y divinidad, al lugar de los muertos destruye las puertas de la muerte que vemos debajo de la escultura y las vence con su santa cruz victoriosa  que trae en sus manos.

Tomado de la mano de dos ancianos que representa a nuestros primeros padres, Adán y Eva, que han envejecido en los siglos de espera del Mesías.

Esta es la forma como los cristianos del oriente representan la resurrección, haciendo que el triunfo de Cristo es el triunfo de su Iglesia.



2. Cristo muerto en brazos de su Padre celestial. En la parte más alta, en medio de un azul intenso, que significa la belleza del cosmos se enmarca el cuadro de la “Compasión del Padre” celestial que tiene en sus brazos a su hijo Jesucristo muerto, recién bajado de la cruz, donde ha redimido al universo. Sobre ellos se cierne la paloma, símbolo del Espíritu Santo.  Esta es una copia del óleo del famoso pintor griego, El Greco.



3. Los rayos del resplandor de más de cinco metros, donde brilla el oro de 23 quilates, que significan la gloria de Dios y la redención que Cristo ha consumado en la cruz que llenan el cosmos con la salvación.



4. Estos rayos de la redención de Cristo envuelven suavemente el nicho del trono de la Madre Dolorosa que se encuentra asociada a la pasión, muerte y gloriosa resurrección de su amado hijo.

Ella reina desde su dolor de madre en unión con su Hijo el redentor del mundo. El trono de la Santísima Virgen es un lugar donde podemos experimentar la redención y salvación de nuestro cuerpo y de nuestra alma que Cristo nos ofrece por intercesión de su santísima Madre.



5. A lo largo de las escaleras encontramos los “siete Dolores de María” que nos muestra como la Santísima Virgen es colaboradora de Cristo en la obra de la Redención.

Los óleos han sido donados por bienhechores de la Basílica.



6. El óleo de Santo Domingo recibiendo el rosario de manos de la Santísima Virgen. Es una pintura barroca muy antigua traída a la misión de Santo Domingo de Soriano por los padres dominicos y nos invita a rezar diariamente el rosario con las palabras: el Rosario de María no lo dejes de rezar, porque es el primer escalón que para el cielo has de encontrar.



7. Las puertas con los arcángeles de la pasión. Las puertas de los roperos donde se guardan los vestidos recamados de oro de la Santísima Virgen han sido copiadas del estilo neoclásico del santuario y muestran a los arcángeles san Miguel a mano izquierda, y san Gabriel a mano derecha, son símbolo de la pasión de Cristo.



8. Los corazones de Jesús y María. Los símbolos de los sagrados corazones de Jesús y de María están pintados en un fresco en el primer descanso de la escalera. El sagrado corazón de Jesús  tiene la corona de espinas y la llaga de la lanzada del soldado. El inmaculado corazón de María muestra las siete espadas clavadas que significan sus siete dolores y tiene una coronada de rosas que indica su pureza perpetua.



9. El varón de Dolores. Frente al pasillo tenemos un óleo de Cristo como “varón de Dolores”, los exvotos del Profeta Isaías anunciaron cientos de años antes, que él cargaría con nuestros pecados y con sus sufrimientos seríamos lavados.

Además hay varios textos del mismo Isaías que ambientan la parte superior de este hermoso edificio y que aluden a que nuestra salvación ha sido a precio de sangre.



Oración

Santísima Madre de los Dolores de Soriano, hemos venido de lejos a visitarte en este tiempo de cuaresma, y semana santa, pues sabemos que has unido tus dolores a los que tu Hijo Jesucristo sufrió en su pasión para redimirnos de nuestros pecados. Hoy te entregamos nuestro corazón para que tu lo eduques, te entregamos nuestras familias a quienes amamos, te entregamos los pueblos y ciudades desde donde venimos. Así como a nuestros familiares y amigos que están en Estados Unidos. Cada uno de nosotros trae en su corazón alguna necesidad que ahora te presentamos en silencio (se hace un breve silencio).

Finalmente te pedimos que intercedas para que el Espíritu Santo despierte en nosotros el hambre por alimentarnos de la lectura de la Biblia.

Como sabemos que hoy nos escuchas, a ti te rezamos con todo el corazón: “oh Señora mía, oh Madre mía yo me entrego enteramente a ti y en prueba de mi filial afecto te consagro en este día y para siempre: mis ojos, mis oídos, mi lengua y mi corazón y en una palabra todo mi ser, ya que soy todo tuyo oh Madre de bondad, guárdame y defiéndeme como cosa y posesión tuya. Amén.





El vestíbulo de la Capilla del Apocalipsis



Así como en la Basílica están los dolores de Cristo y María Santísima, así en esta capilla se expresa su triunfo definitivo por medio de los símbolos que san Juan vio en el libro del Apocalipsis.



El vestíbulo por donde se accede a la capilla es como una puerta de entrada a la comprensión. Las revelaciones que recibió el apóstol y evangelista de san Juan, el autor del Apocalipsis.



1. Vemos su escultura en la Isla de Patmos con letreros que nos transmiten sus visiones.



2. Los árboles son símbolo de los doce árboles de la vida que están en la ciudad santa la nueva Jerusalén y que dan fruto cada mes y sus hojas sirven de medicina y crecen junto al río de la vida.



3. En la parte inferior de este muro admiramos pavos reales que conviven en paz con leones, símbolo de la armonía del mundo nuevo que será creado.



4. En la parte junto al piso están los nombres de los doce apóstoles del Cordero que cuya fe en Cristo Resucitado es el cimiento de la nueva Jerusalén.



5. Sobre la puerta del norte vemos al Cordero degollado (muerto en la cruz) y vivo (resucitado) que está sobre el libro de los siete sellos que representan los designios de Dios. Él es el único que tiene el poder de abrirlo.



6. Sobre la puerta del sur vemos la primera visión de san Juan: Vi uno como Hijo de hombre, vestido con una túnica talar y un cinturón de oro a la altura del pecho que camina en medio de siete candelabros símbolo de las siete Iglesias del oriente, rodeadas de siete estrellas que son los ángeles que las protegen.



7. Sobre la puerta de la entrada está un grande y hermoso monograma de Cristo (XP: XRISTóS) en medio de estrellas que brillan sobre el cosmos y la mano de Dios que lo ha enviado y le ha dado la victoria definitiva.



8. A su alrededor la invocación en griego: santo Dios (Agios Théos), santo fuerte (agios Isquiros), santo inmortal (agios Athánatos).







Entremos con reverencia y silencio a la capilla del Apocalipsis.

Capilla del Apocalipsis




Esta capilla construida para la oración
de los visitantes del centro de espiritualidad
de la Virgen de Soriano, está dedicada
al triunfo de Cristo, de la Virgen María,
y de la Iglesia, según lo narra
el libro del Apocalipsis del apóstol san Juan.




1. El Pantocrátor

Frente a los ojos del peregrino aparece la imagen del Pantocrátor. El Pantocrátor es la imagen de Cristo Rey, Juez y Señor del universo.

El fondo, de color azul intenso representa el cosmos sobre el cual domina Jesucristo. Él está sentado sobre el trono de emperador y con su mano derecha bendice y al mismo tiempo enseña con poder. En su mano izquierda sostiene su enseñanza: su evangelio. Está escrito en griego, la frase: yo soy el camino, la verdad y la vida. A sus pies está el mundo y sobre él descansan sus divinas plantas.



Lo rodean cuatro vivientes con alas, así los vio el profeta Ezequiel en el capitulo 1 versículo 10 y los volvió a ver san Juan en el Apocalipsis.

Estos vivientes representan las fuerzas del cosmos  sometidas a Dios:

·        El león, símbolo de lo más noble;

·        El hombre, símbolo de lo más inteligente;

·        El toro, símbolo de lo más fuerte;

·        El águila símbolo de lo más ágil.



Todas estas fuerzas están sometidas a Cristo, Pantocrátor.

Hasta el siglo VI  a cada uno de estos vivientes se les asoció con uno de los evangelistas.

·        El león: san Marcos          

·        El hombre: san Mateo

·        El toro: san Lucas             

·        El águila: san Juan



El Pantocrátor está nimbado con una almendra de luz decorada con oro. Esta luz simboliza al Espíritu Santo, pues Jesús tiene todo el poder del Espíritu Santo al ser Mesías y es el que lo da a su Iglesia.



Sobre el plafón está escrito en lengua hebrea el tetragrama de YHVH: Yahveh, nombre de Dios Padre en el Antiguo Testamento. Indicando que la obra de Cristo es realizar la voluntad del Padre eterno.





Así es que al entrar nos encontramos con la Santísima Trinidad:

·        El Padre: Yahveh

·        El Hijo: el Pantocrátor

·        El Espíritu Santo: la almendra dorada



2. La Virgen del Apocalipsis

En el muro de la mano derecha está la gran señal descrita en el capitulo 12 del Apocalipsis, es una mujer revestida de sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza. Está también su Hijo varón que ha de gobernar a todas las naciones con vara de hierro y que es arrebatado hasta el trono de Dios.

A la mujer, que es símbolo de la Virgen María y de la santa Iglesia se le dan las alas del águila grande para vencer a la serpiente que es el diablo. La serpiente de siete cabezas la ataca pero no la puede ni tocar, pues María Santísima ha vencido a la serpiente infernal, además san Miguel Arcángel dirige sus ejércitos que son los de Dios.

Un detalle importante que nos narra el Apocalipsis es que a la serpiente se le permite tirar con su cola a las estrellas del cielo; símbolo de las personas cercanas y consagradas a Dios.

Estamos justamente en esta época donde el dragón infernal se muestra prepotente y trata de seducirnos y hacernos pensar que hemos perdido la batalla.

Pero unidos a María, lograremos vencer en las batallas de Dios, como ella ha vencido.



3. La última batalla y la victoria definitiva

En la Basílica hemos visto los dolores de Cristo, aquí contemplamos su victoria: el letrero dice “vi el cielo abierto y apareció un caballo blanco.

El que lo monta se llama Fiel y Veraz…” (Leer el texto escrito sobre el  muro). Símbolo de la batalla y de la victoria del fin del mundo de Jesucristo sobre los poderes del infierno. Nuestra mirada está fija en nuestro Señor, Rey de Reyes y Señor de Señores, y su victoria es la nuestra.



4. Las promesas de victoria

Cuatro palmeras colmadas de dátiles decoran los muros y bajo ellas está el premio que Cristo ofrece de los vencedores que pertenecemos a su Iglesia militante. Precisamente se llama militante porque pelea las batallas de Dios y de María contra el antiguo adversario: el demonio.

(Los invitamos a leerlas detenidamente y a meditarlas. Todas inician diciendo: al vencedor…)



5. La cruz gloriosa

Siguiendo la tradición indígena, hemos representado el triunfo de la cruz, mostrándola llena de luz. Para esto hemos utilizado oro y espejos.

Hacia ella se dirigen unas ovejas, llamadas brebis, símbolo de los cristianos que beben de la fuente de Cristo. Brebis es el nombre que se da a las ovejas de Palestina que tienen una bola de cebo en la cola.



6. Los serafines de fuego

En las ventanas vemos ángeles de seis alas que se llaman serafines… son la más alta jerarquía de los ángeles por eso tienen seis alas.

Son de fuego pues arden en el amor de Dios, nunca salen de la presencia de Dios donde lo alaban día y noche. Un día estaremos con ellos en la gloria de Dios.



7. El Ijthis

En griego Ijthis significa pez, y así se pronuncia la palabra griega que está en los jarrones.

La utilizaban los primeros cristianos para representar a Cristo.



I= Jesús 

        

X= Cristos  



TH= De Dios (es una zeta)



Y= Hijo       

 

S= Salvador (es una sigma)



Terminemos despidiéndonos de nuestro Señor y cantándole a la Santísima Virgen:



Tú venciste a la serpiente

y nunca pudo su audacia

mancillar tu pureza

pues eres llena de gracia.



      Dios te salve bella aurora

      Dios te salve luz del día

      Dios te salve gran Señora

      y Dios te salve María.









Si desea cooperar para seguir con las obras de Basílica, puede depositar su ayuda en las alcancías. Gracias.

 




 




 




 




 


 






           

Sala Capitular




                La Sala Capitular, es un recinto creado para las reuniones y concilios entre altos prelados de la Iglesia, este edificio en un pasado no ofrecía este servicio ya que funcionaba como cocina y comedor, al prepararse el Santuario para obtener el Título de Basílica esta construcción se modifico y arreglo para ser un edificio digno, de tal manera se creo su cubierta con una bóveda de arco rebajado y en su arranque una cornisa con perfil corintio, su piso es fino Mármol  Blanco de Vizarrón, con un tapete central representando a Jesús al centro y sus doce Apóstoles a los extremos, en un bello Mármol Amarillo Rosado, las puertas de los accesos principales están forjadas en hierro y decoradas con medallones del escudo del Vaticano, el mobiliario consta de mesas esbeltas bajo las ventanas y 19 sillas talladas bella y hábilmente a mano, utilizando conchas coronando los respaldos, Flor de Acanto en los descansa brazos, estructuradas con pilastras Corintias sosteniendo una bella Cornisa rematando la Sillería, la Tapicería es de un fino terciopelo rojo.











CAPILLA DE ÁNIMAS



Ahora nos encontramos en la capilla de ánimas.



1. Esta capilla se llama de ánimas o de las almas, es la iglesia purgante, que mediante la indulgencia plenaria que pueden ofrecer los fieles por ellas, saldrán del purgatorio, que es el estado de purificación del alma antes.

2. Podemos contemplar al frente un bello retablo con una pintura al óleo, donde se plasma el auxilio de Dios, mediante la intercesión de la bienaventurada Virgen María y el glorioso arcángel san Miguel. Las benditas ánimas imploran mediación ante la Santísima Trinidad que está en la gloria.

3. En la pared lateral se encuentra Cristo victorioso resucitado que nos ha conquistado la Salvación.

4. Abajo del altar, se guardan los restos mortales de las 5 últimas monjas de Santa Rosa de Viterbo, conocidas como las rositas, religiosas que fueron exclaustradas y vinieron a vivir la última comunidad a Colón y aquí murieron en olor a santidad.

5. También en la parte trasera de esta capilla se encuentran los restos mortales de Dn. Florencio Rosas, Padre de Querétaro. Ex rector del Seminario, fundador de la peregrinación a México, creador de varias obras sociales. Muere en olor a santidad en 1917.

6. Los vitrales representan de forma moderna la presencia simbólica de las almas en las llamas, con la cruz trinitaria que salva.

7. Esta capilla fue bendecida el 6 de febrero de este año, con funciones propias para la oración y la eucaristía en sufragio a las benditas ánimas del purgatorio. Fue consagrada con una oración especial, para poder realizar en ella ritos liberadores como la realización de exorcismos.



DE  TOLIMANEJO A VILLA DE COLÓN

HACIENDAS COLONENSES

En Tolimanejo, los conquistadores españoles, alrededor del 1550, solicitan espacios para la cría de ganado y agricultura, quedando establecidas las porciones de tierra que más tarde sería el inicio de las haciendas el Zamorano, Ajuchitlán y Nuestra Señora de la Buena Esperanza. En el caso de Ajuchitlán, en 1547, el Virrey Antonio de Mendoza otorgó un sitio para ganado mayor al oidor Gómez de Santillán y a finales del siglo XVII ya existía la Hacienda de Nuestra Señora de la Buena Esperanza, siendo su propietaria la señora Juana Tello de Aguirre.


En cuanto al origen de la Hacienda de El Zamorano, se sabe que en 1687, la poseía el Capitán Juan Martínez de Lejarza, quien destinaba los terrenos al pastoreo de caprinos, bovinos y equinos, además de ser propietario de la hacienda de El Potrero en la misma época[1]. En 1707, se menciona a Pedro Dávalos como heredero de 7 haciendas ``samorano (Zamorano), tongo, raias, atongo, jaral, alfarica, carbonera, lirrus, palomera y aguaporinga`` de labor de maíz y trigo, con sitios de ganado mayor y menor[2]. En 1715, el Conde de Miravalle, Don Pedro Alonso Dávalos Bracamonte, vecino de la ciudad de México fue el dueño de las haciendas de Zamorano y Atongo.[3]


En 1749, se menciona en la carátula del expediente sobre la adjudicación y venta real de la hacienda de Nuestra Señora de la Concepción de Zamorano como propietaria a Doña Josepha de Arosqueta viuda de Francisco de Fagoaga y de Manuel de Aldaco su hijo.[4]

Cabe mencionar que en el estado de Querétaro se encuentran las haciendas más antiguas que se establecieron en el país, debido a la ubicación geográfica de la Ruta de la Plata. Misma situación del actual Municipio de Colón, donde existen  dieciséis  ex Haciendas: El Zamorano, La Salitrera, El Potrero, Viborillas, Galeras, El Blanco, La Esperanza, La Peñuela, San Vicente, San Ildelfonso, Santa Rosa de Lima, San Martín, el Gallo, Ajuchitlán, El Rosario y Colón y dos molinos de trigo, uno en la cabecera y otro cerca de El Saucillo.

En las siguientes líneas me referiré a tres ex Haciendas: Ajuchitlán, Nuestra Señora de la Buena Esperanza y El Lobo. De la Hacienda de Ajuchitlán, originalmente dedicada a la explotación minera y posteriormente reconocida, a nivel nacional, por su producción de trigo. Además de abarcar otras haciendas como el Rosario, El Gallo, Santa Rosa, San Martín, Salitrera, El Potrero, Panales, Gudinos (estas últimas pertenecen a Tolimán). Además de los personajes que fueron propietarios como el Capitán Pedro de Solchaga y el Conde de Regla Don Pedro Romero de Terreros.
La Hacienda de Nuestra Señora la Buena Esperanza (nombre original) por la importancia histórica que representa; visitada en el año de 1803 por el Barón Alejandro de Humboldt y donde, su insigne benefactora, Doña Josefa Vergara  dicto su testamento en el año de 1808. Dicha hacienda incluía las de El Blanco, La Peñuela, Galeras, Urecho, Viborillas y San Vicente, es decir un tercio del actual territorio municipal.

Y por último, la Hacienda de el Lobo, porque la mayoría de las comunidades de la parte alta y media se formaron a partir de las actividades propias de la Hacienda, como el cuidado del ganado, el trabajo como medieros en las tierras de cultivo del valle del Lobo o el cuidado del canal de más de cincuenta kilómetros que los abastecía de agua. La formación del actual territorio  colonense  está ligado al reparto de tierras de las grandes haciendas: El Lobo (actualmente en el Municipio de El Marqués), Ajuchitlán y La Esperanza.
El tema se centra en responder a las interrogantes por el origen, formación, actividad económica,  propietarios; haciendo un recorrido histórico y dando un panorama general de dichas haciendas. Hago énfasis en la riqueza del tema y la oportunidad al seguir escudriñando el pasado y ser precursor del contacto de las nuevas generaciones con los orígenes e identidad de sus comunidades. El estudio no se agota, al contrario, constituye el punto de arranque para el acercamiento a las costumbres, tradiciones, organización, distribución material, temas relacionados con la Hacienda.

HACIENDA DE AJUCHITLÁN

En Náhuatl es Xochitlán posterior a  la conquista se llamó Juchitlán, y con el paso del tiempo se le antepuso la A  y significa  “Lugar donde abundan las flores” o “Campo de Flores”.

Fue propiedad del Capitán Pedro de Solchaga, en 1687, siendo un latifundio formado por otras haciendas como el Rosario, el Gallo, Santa Rosa, San Martín, Panales, Gudinos, Salitrera y el Potrero. Y otros pequeños ranchos como San Martín, los Benitos, el Carrizal.

En el año de 1750, llega a este lugar  Don Pedro Romero de Terreros “Conde de Regla”, de origen español, quien adquiere la propiedad, siendo una hacienda de beneficio de explotación minera de oro y plata, llamadas minas de Juchitlán  y que ahora son conocidas como las minas de San Martín, el mineral extraído en bruto se procesaba en la hacienda, el oro y plata, se enviaban a la Ciudad de Monterrey. En 1777, se accede a la petición del Conde de Regla, sobre la adjudicación de un terreno para la mina de Ajuchitlán.

El conde de Regla vende la Hacienda a Pedro Echeverría que continúa con la explotación de las minas, durante este tiempo, entran en pugna liberales y conservadores, abundando los asaltos y el bandidaje y como consecuencia la baja en la producción. Ante tal situación, Pedro Echeverría vende la Hacienda a Don Pedro Gorozpe, el cual deja la actividad minera para dedicarse a la agricultura y ganadería. Fue en esta época cuando se le antepuso la “A”, pues antes era Juchitlán. Don Pedro manda la construcción de varios pozos que eran utilizados para regar las tierras de  cultivo, logrando que la hacienda prospere y que fuera reconocida por su volumen de producción de trigo.

A su muerte, en el año 1918, se repartió de la manera siguiente: Ajuchitlán, Salitrera y el Potrero para su hija Luz; el Rosario para la Sra. Guadalupe, casada con el Sr. Luis de la Sota; la Sra. Dolores solo heredo una pequeña fracción llamada el Tecolote, pues el Sr. Gorozpe nunca acepto como yerno al Sr. Amado Guadarrama, pero su cuñada la Señorita Luz le dio todo el poder sobre su herencia, es decir, Ajuchitlán, Salitrera, el Potrero, el Gallo y Santa Rosa lo heredo Don Pedro, San Martín y Gudinos Don Ignacio. El escudo era de esta forma:

Y se utilizaba en marcar el ganado bovino, equino y asnar.

El Sr. Guadarrama, al morir el Sr. Luis de La Sota Gorozpe, hijo del matrimonio del Sr. Luis de La Sota y la Sra. Guadalupe Gorozpe, queda de albacea de la Hacienda de El Rosario (desde luego tanto Ajuchitlán y el Rosario ya eran pequeñas propiedades)

El Sr. Guadarrama vende primero al Sr. Juan de Alba, quien estuvo unos meses como dueño; después de algún arreglo entre el Sr. De Alva y el Sr. Guadarrama, pasa la propiedad a manos  del Sr. Coronel José García Valseca. En 1949, el coronel Valseca le compra la Hacienda en 1 millón de pesos plata, para dar cumplimiento a la orden de gobierno, es entregada la dotación por resolución presidencial al Ejido Ajuchitlán. En 1937 se  filma  la película “Adiós Nicanor”.

Don Arnulfo Cabrera Vásquez describe sus vivencias de esta hacienda: Nací el 7 de Diciembre de 1921, a la edad de cuatro años, el primero de mayo de 1926 llegué a la Hacienda de Ajuchitlán, mi papá, D. Arnulfo Cabrera Molina, recibe en este año la administración general de la Hacienda con sus demás componentes como Salitrera y el Potrero; a la edad de 12 años regresé a vivir a Colón, estudié en la capital, años más tarde, en 1941, el Sr. Guadarrama le propuso a mi padre regresar a administrar la hacienda que en ese tiempo era una pequeña propiedad; para esas fechas tenía 20 años y poseía un camión de estacas, con el que fletaba lo que producía Ajuchitlán. En 1966, siendo Ajuchitlán propiedad de de Secretaria de Agricultura y ganadería, regrese como encargado de la finca, ésta se componía de la construcción que el Coronel José  García Valseca había remodelado, aprovechado lo que eran las caballerizas, pues el árbol, que actualmente está en el jardín pertenecía a los corrales, donde está el comedor con cristal con vista a la huerta, el ante comedor y la cocina era una troje de dos naves y todo el norte donde se encuentran unas recamaritas, eran las caballerizas. Lo que en la actualidad son las recamaras principales, la componían la capilla, la sacristía y pequeñas bodegas. Donde está la puerta principal, que existen unos poyos, era todo techado y para la parte norte, la entrada a la capilla y en la parte sur había un campanario con tres campanas de regular tamaño, el piso es el mismo (nada más aquí, pues lo conocí desde mi niñez)

La reja que cubre la entrada la trajo el Coronel del D.F. pues la anterior, de la que guardo una fotografía del año 1931, (FOTO HDA. AJUCHITLÁN) era distinta. Ajuchitlán era una hacienda muy productiva, pues era autosuficiente en todo. Por ejemplo: el número de ganado era muy numeroso, tanto en equinos, bovinos, caprinos, ovinos y asnal. Los equinos, cada año, a principios de enero, los concentraban en grandes corrales que existían al oriente de la finca; con el objeto de marcar (o herrar) a las crías. A la demás  caballada de un año y medio sólo se le cortaba el crin y parte de la cola, a esto le nombraban tarja; a los sementales sólo se les revisaba que no estuvieran enfermos o con alguna herida infectada por las peleas entre los mismos caballos. Todas estas faenas se desarrollaban durante dos semanas y para esto se invitaban a algunas personas de Colón que les gustaba lazar.

Esto, como otras actividades, era para todos como fiesta… herrar: era con un hierro al rojo vivo plantado en el animal. De la misma forma se hacía con los bovinos; un poco después de haber terminado con los equinos, los animales eran traídos en pequeños grupos por los vaqueros y el caporal. Los vaqueros eran personas muy  de a caballo. El caporal era el jefe supremo, su nombre era el de Don Tomás Ordaz, su segundo Don Cresencio Flores; vaqueros; Los hijos de Don Tomás: Manuel, Victoriano y Antonio, los hijos de Don Chencho: José, Fidencio y Ricardo, Manuel Nieves y Narciso Hernández. Los caporales como los vaqueros, tenían asignados “por lo regular” tres caballos por persona, pues aunque se turnaban, trabajaban los trescientos sesenta y cinco días del año, de seis de la mañana a seis de la tarde.

Los miércoles de cada semana, a determinada hora, se escuchaba el tañir de una de las campanas (había en la Hacienda un campanario de regular tamaño) para que acudierán a lo que se nombraba ración: una cantidad de maíz y otra de frijol y si querían olotes para cocinar los podían llevar, éste era el trabajo de la esposa o de algún familiar del mediero, los que tenían aún algo de la cosecha no acudían, pues esto era como un prestamo que pagaban al levantar la cosecha.

Los primeros días de febrero, todos los medieros, acudían a recibir su yunta fuera de bueyes o mulas, se las entregaba lo que le llamaban “apero”, que consistía en un yugo, un arado con reja, timón, barzón y dos coyundas; para las yuntas de mulas: un arado, dos collares y unas cadenas. Esto era un verdadero espectáculo, ver como cada mediero reconocía la yunta con la que había trabajado, cabe recalcar que desde ese momento el mediero era responsable de los animales… había unos como corrales donde tenían el rastrojo que sería el alimento para sus yuntas.

En las tardes, después de sus labores, hombres y mujeres (más mujeres) acarreando el agua, era un ir y venir dando un espectáculo maravilloso. Era también bonito ver los montones de maíz, los cuatro medieros, que eran vecinos en sus tierras, se juntaban para vigilar el fruto de su trabajo, para esos días ya habían entregado a la Hacienda sus yuntas. Me gustaba ir a la partición, se recogían las mazorcas de mayor tamaño para llevar la contabilidad, la medida era un armazón de acero cubierto con piel de bovino. Cada vez que los que tenían a su cargo dicha medida, gritaban al vaciarla al piso ¡TORO!  Y el que llevaba la contabilidad, respondía ¡MAZORCA! Lo que les correspondía a los medieros se lo llevaban en unos carros de mulas hasta sus casas.

El último día que se hacían  las reparticiones le nombraban conbate, adornaban los carros y a esos medieros les tocaba la comodidad, mole, barbacoa y desde luego, sin faltar, el pulque. Los sábados, era el día en que se rayaba (por la tarde)  en efectivo a todos trabajadores. La Hacienda, siempre protegió a su gente para que no les faltara para comer y vestir. En Ajuchitlán, el Rosario y todas las demás, no había Tienda de Raya; pues desde principios del siglo veinte siempre fueron las tiendas de particulares, desde luego pagaban renta por el local donde tenían sus negocios, recuerdo algunos de los dueños de los comercios: En la tienda anexo a la finca el Sr. J. Jesús Olvera, Don Primitivo Obregón, Don Francisco Cabrera, la Sra. Camila Briones, Don Sixto Bermúdez, Tomás Cabrera, J. Jesús Galván. En la Hacienda del Rosario Agripina Montes y otros… como un español Don Fidel Pérez.[5]

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HACIENDA DE LA ESPERANZA FOTO HDA. LA ESPERANZA

Originalmente llamada Hacienda de Nuestra Señora de la Buena Esperanza, en tiempos previos a la Independencia de México. La fecha de su fundación no está delimitada, debido a que los escritos y documentos legales que los confirman fueron destruidos en la época de la Revolución Mexicana.

En 1695, fue propiedad de Doña Luisa Catarina de Aguirre y Tello.[6] En 1739, la hacienda fue propiedad de Don José Martínez de Lejarza, como se cita en la sentencia del concurso de acreedores de la hacienda.

Según la tradición oral, el origen de la comunidad de La Esperanza data desde tiempos anteriores a la Independencia de México; el asentamiento de un grupo de personas denominado “Cuadrilla de la Virgen de la Esperanza” localizado a los alrededores de la mina de “El Iris” al noreste de la actual comunidad; dio pauta para el inicio de la construcción de una Casa Hogar para gente de escasos recursos y menesterosos, que se realizó bajo la protección de la Sra. Doña Josefa Vergara.

Esta hacienda fue visitada por el Barón Alejandro de Humboldt el día 4 de agosto de 1803, según lo menciona en el ensayo político sobre el reino de la Nueva España y al referirse a la importancia económica que para el desarrollo de estado representaba esta hacienda y a la elevada productividad de sus tierras dice lo siguiente: “La fecundidad del tlaolli, o maíz mexicano, es mayor de cuanto se puede imaginar en Europa. Favorecida la planta por la fuerza del calor y la mucha humedad, se levanta hasta dos o tres metros de altura. En los hermosos llanos que se extienden desde San Juan del Río hasta Querétaro, por ejemplo, en las tierras de la gran hacienda de la Esperanza, una fanega de maíz produce a veces ochocientas; algunas tierras fértiles dan unos años con otros tres a cuatrocientas. En las inmediaciones de Valladolid se reputa por mala una cosecha que no produce más de 130 o 150 por uno. En los parajes en que el suelo es más estéril, todavía se cuentan sesenta u ochenta granos. En general se cree que el producto del maíz, en la región equinoccial del reino de Nueva España, se puede valuar en ciento cincuenta por uno”.


En el despacho de la hacienda de la Esperanza un 22 de diciembre de 1808 Doña Josefa Vergara dictó su testamento al escribano público Lic. Don Juan Fernando Domínguez, Doña Josefa había nacido en Querétaro el 7 de agosto de 1747, fue casada con Don José Luís Frías y quedo viuda en 1798. Durante su matrimonio con Don José Luís Frías, lograron formar un capital considerable, mismo que al quedar viuda duplico llegando a superar el millón de pesos de aquel entonces, la hacienda de la buena Esperanza incluía a las haciendas del Blanco, Galeras, Urecho, Viborillas, San Vicente, San Ildelfonso y La Peñuela.


Contaba con una capilla atendida por clérigos que venían desde Querétaro o Tolimán, escuela de “primeras letras” y vías de comunicación excelentes para la época dado que siempre fue paso obligado y estación de refresco para los arrieros que comerciaban entre

Querétaro y Tampico a través de la Huasteca.  Doña Josefa Vergara murió el 2 de julio de 1809, por su voluntad de la hacienda y sus propiedades aledañas pasaron a ser obras de beneficencia.


Durante la etapa de insurgencia la hacienda de Esperanza fue administrada por el cabildo del H. Ayuntamiento de Querétaro. En esta época fue restaurado el casco de la hacienda, se rehabilito una capilla y se hizo pública, se proveyó de maestros y maestras y se habilitaron salones para escuelas en Esperanza, el Blanco, los profesores recibían cuatro pesos de sueldo y una cuartilla de maíz en contraste, el cajero de la hacienda ganaba 300 pesos, la escuela fue dotada adecuadamente de mobiliario, cartillas y catecismos que distribuyo el padre capellán obligando a los niños a que fueran a la escuela.


Dada la escasez de maíz en la alhóndiga de Querétaro durante la rebelión insurgente las cosechas de fríjol y maíz de la Esperanza así como el trigo se dedicaron íntegramente al mantenimiento de la ciudad. En 1814 se expandió en el país una epidemia de viruelas naturales habiendo provocando el fallecimiento de 137 personas en edad de laborar con lo cual la hacienda prácticamente quedo sin población económicamente activa, esta cifra nos puede dar una idea del número de habitantes que poblaban la hacienda en esa época.


Ante la inminencia de un ataque de los insurgentes que se habían aproximado hasta el cerro del mono distante unos veinte km. De la hacienda se enviaron doce fusiles a la hacienda para proveer algún saqueo u otro desorden lo cual resulto insuficiente para defender adecuadamente la hacienda, sin embargo las tropas realistas lograron repeler a los insurgentes, lo cual garantiza el que las cosechas de la hacienda continuaran abasteciendo a la alhóndiga de Querétaro.


A fines del siglo XIX y principios del siglo XX  las señoritas Ma. Y Ma. De Jesús del Llano compraron la hacienda, la actual iglesia de corte esbelto y atractiva arquitectura se construyo a expensas de dichas propietarias, y bajo la dirección del Ing. Lorenzo Corona, notable constructor y arquitecto queretano se termino la construcción el 16 de enero de 1907, posteriormente la hacienda fue adquirida por el Lic. Don Manuel Septién a cuyas expensas fue decorado dicho templo por el maestro Teodoro Sevilla quien concluyo la obra el 31 de enero de 1921.


En la tradición opalina de Querétaro, también es importante protagonista de la cultura minera del estado la Hacienda de la Esperanza, en este lugar está la primera mina de ópalos denunciada en Querétaro en 1870.

LA HACIENDA DE EL LOBO FOTO HDA. EL LOBO

Para referirme a esta hacienda hay que hablar de un personaje: Don Amado de la Mota, indio otomí de Tolimanejo[7] (hoy Colón),  comerciante de aguardiente;  murió en Colón en el año de 1905. Amigo del General Tomás Mejía, con quien se dice, formaron una sociedad de capitales y haciendas.


El matrimonio formado por Don Amado de la Mota y Doña Dominga Ugalde tuvo tres hijas: Hermelinda, María y Josefa. Además de un hijo ilegítimo llamado Juan de Dios de la Mota (murió en 1892 en Colón). Al fallecer Don Amado en 1905 los bienes fueron adjudicados de la siguiente manera: Hacienda de el Lobo, Doña Josefa de la Mota de Rosano; la de Alfafayuca a Doña María de la Mota de Fernández de Jáuregui;  la de El Zamorano a Hermelinda de la Mota de Nieto; de Amazcala y su anexa Santa María Begoña, Doña Dominga Ugalde Vda. De la Mota y/o Hermelinda de la Mota de Nieto y la de el Rodeo a Hermelinda de la Mota de Nieto.[8]


A Don Amado se atribuyen muchas de las construcciones importantes  de esta población, como la Alberca de Agua Fría, las acequias o caños que conducían el agua hacía los huertos aledaños al Río Colón, la Pila del Jardín principal[9]. Además, fue benefactor durante las festividades y celebraciones de la población. A principios del siglo XX, la familia Mota era dueña de sesenta casas.[10] Entre ellas la Casa Mota ubicada en Francisco I. Madero No. 71 en la ciudad de Querétaro, y conocida, en el siglo XIX, como Mesón de la Luz.  O la casona situada al lado norte de la Plaza de la Independencia (hoy Jardín Plaza Héroes de la Revolución) en donde actualmente se ubica la Presidencia Municipal, y donde se observan las letras A M labradas en los dinteles de los balcones del edificio y conocida también como Casa Mota.


El 16 de enero 1860, José Luis Sánchez de Tagle y Don Amado de la Mota celebran un contrato de arrendamiento, quedando como dueño temporal de las fincas de El Lobo y El Zamorano[11]. El acuerdo establecía un pago de trece mil pesos anuales, modificándose posteriormente con un pago anual de siete mil pesos, por nueve años. Hacia el año de 1870, los Sánchez de Tagle seguían conservando sus propiedades, pero después de estas fechas, la familia Mota llegó a ser propietaria de las haciendas de El Lobo, El Zamorano y El Salitre, apareciendo como sus dueños en la Memoria Estadística de 1879, luego compraron Amazcala, Alfafayuca y hasta finales del siglo XIX y principios del XX tuvieron Atongo y San Rafael, agregando la de Chichimiquillas, San juanico, Santa María del Retablo y Santa María Magdalena. [12]



Para las últimas décadas del siglo XIX, Don Amado de la Mota, había distribuido las tierras en mediería entre los habitantes de  los poblados integrados a las haciendas, algunos nombres de los poblados son explícitos en cuanto a las funciones que cumplían con la Hacienda como Puerta de Enmedio, Puerta del Mezote, que eran literalmente las puertas de los potreros o corrales que se encontraban entre los cerros, o el Puerto de Tepozán, que era un sitio de descanso, herraje y ordeña; o la Carbonera, zona de agostadero y lugar de reunión del carbón bajado del Pinal de Zamorano.




Los nombres de algunas estancias o poblados indicaban, la abundancia de sus cultivos, animales u obras de infraestructura como: los Trigos, las Calabazas (hoy Ejido Patria) El Coyote, Tanquecitos, El Saucillo, El Puerto de San Antonio, la Pila y Presa de Rayas.[13] Que además de trabajar en mediería las parcelas asignadas, se encargaban de vigilar el buen estado del canal de cincuenta kilómetros que provenía de los manantiales de “El Fuenteño” y “Los trigos”, localizados a las faldas del Pinal del Carmen o Cerro del Zamorano. O, el caso de El Álamo, que originalmente se encontraba en el fondo de una cañada y que se formó con la cuadrilla encargada de cuidar el ganado caprino y lanar.



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Hacienda El Blanco

Propiedad de María Dolores Morales.

Dolores Pérez Bolde



Hacienda San Vicente

Perteneció a la familia Niembro por tres generaciones. Los hermanos Alfonso, Jaime, Victor y Don Jorge, quienes vendieron las fracciones que poseían en la década de los sesenta.



Hacienda Viborillas

Fue propiedad de Dominga Cabrera, quien pertenecía a una de las familias más prominentes de la sierra gorda durante el porfiriato (1875-1910) viuda del General Rafael Olvera, gobernador de Querétaro de 1880 a 1884.



Perteneció a Don Alfonso Verriolópez, más tarde adquirida por Ramón Villanueva, originario de Celaya. A Villlanueva le toco subvencionar el paso de los ejércitos carrancistas y villistas en su camino a la hacienda Galeras, propiedad de la familia Cosío. En los años treinta fue propiedad de Félix Avendaño, que a su muerte fue heredada por su hijo Manuel. En 1935 se reparte la hacienda



Hacienda el Potrero

En 1960 el administrador era José Hernández Guevara



Se localiza a 15.5 Km. de la Cabecera Municipal de Colón,  tomando  la carretera estatal Colón-Toliman, desviándose en el Km. 23, para encontrase en el trayecto  la Ex Hacienda La Salitrera, la Presa de La Soledad y la Hacienda  El Potrero.

La comunidad se localiza sobre una superficie irregular en la que predomina en forma importante las colinas, presentando algunos tramos de meseta; a través de la cual atraviesa un río proveniente del Pinal del Zamorano y  entre los abrigos rocosos, del lado poniente, se puede acceder a las pinturas rupestres,  en un tiempo de recorrido de media hora.

En esta frontera de la Sierra Gorda, en el año de 1698, Fray Juan Gutiérrez (Misionero Dominico) es asignado a realizar la Misión interina de San Juan Bautista de El Potrero, a tres leguas de la Misión de Santo Domingo de Soriano, donde se encontraban reducidas 86 familias de Chichimecas Jonaces. Los Dominicos explican que la misión se erigió en ese sitio estéril y rodeado de cerros en respuesta a la petición del protector de indios y rico hacendado Juan Martínez Lejarza, por tener allí su hacienda y un potrero de caballada y con el fin de adoctrinar a sus múltiples trabajadores chichimecas. [14]

Cuando la comunidad pertenecía al grupo de haciendas, que tenían por sede principal la Hacienda de  Ajuchitlán, se le conocía con el nombre de El Gran Rancho. [15] En el año 1862,  se le dio el nombre definitivo de El Potrero, en honor a las principales actividades desarrolladas en el lugar: la agricultura y la ganadería.




Propietarios de las Haciendas 1921:

Haciendas
Propietarios
Ajuchitlán
Amado Guadarrama y M. Guadalupe Gorozpe
El rosario
Luis Sota Larruz y M. Dolores Gorozpe
Santa Rosa
Manuel Gorozpe
San Martín
Ignacio Gorozpe
El Gallo
Pedro Gorozpe
Esperanza
José Septien
El Blanco
M. Guadalupe P. Bolde de Loyola
Galeras
Carlos G. de Cosío
Viborillas
Gregorio Olvera
San Vicente
Llano y Llano
San Idelfonso
José J. Rivas
Santa María
Pedro Septién
Urecho
C. Magdaleno Sues. María Magdalena (rancho)
Zamorano
Mota Sues. M. de la Mota





Estas haciendas producen maíz, frijol y granos de temporal, trigo, productos de riego en la hacienda de viborillas y como ganaderas Zamorano y fracciones de Ajuchitlán, las otras tienen pocos animales apenas los indispensables para el trabajo.



[1] José Luis de la Vega, “El valle de Alfafayucan en el tiempo”, en Superación Académica,  No. 20, Sindicato Único del Personal  Académico de la Universidad Autónoma de Querétaro, 1999
[2] AGN/Instituciones Coloniales/Regio Patronato Indiano/ censos (022)/contenedor 3/Vol. 7
[3] AGN/ Instituciones Coloniales/ real audiencia/ tier55ras (110)/ contenedor 1149/ volumen 2765
4 AGN/Instituciones Coloniales/indiferente Virreinal/ Cajas 6000-6743/ Caja 6488


[5]  Apuntes de Don Arnulfo Cabrera Molina, durante la entrevista en su domicilio, con fecha 12 de Junio del 2008, Colón, Qro.
[6] AGN/ Instituciones Coloniales/Real Audiencia/Tierras (110)/contenedor 1109/Vol. 2688

[7] Simón Miller. Formación de clase y transición agraria en México: de la Hacienda al rancho en el Bajío, 1840-1985.

[8] La Sombra de Arteaga, 1927 - 1940
[9] Francisco Javier Meyer Cosío. Querétaro árido en 1881: una visita gubernamental a Tolimán, Colón y Peñamiller, Universidad Autónoma de Querétaro, 2001

[10] Guillermo Hernández Requenes cuenta de Amado Mota en su artículo La Casa de Mota, en la revista Querétaro de septiembre de 1993.
[11] Martha Otilia Olvera Estrada. Los Tiempos del Patrón… Danza de mil Soles. Los últimos trabajadores de la Hacienda en Querétaro. Talleres Gráficos del Gobierno del Estado, 1997.

[12] Luis Fernando Flores Olague. Historia de la Cuestión Agraria Mexicana, Estado de Querétaro, Vol II.  Juan Pablo Editor S.A. UAQ, México, 1989.
[13] Martha Otiliza Olvera Estrada. Op. Cit. Pp. 101 - 105
[14] José Antonio Cruz, Chichimecas, misioneros, soldados y terratenientes, AGN, 2003.
[15] Archivo Histórico Municipal de Colón. Sección Presidencia, década 1910 – 1920, caja 8.

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